domingo, 13 de enero de 2008

VAGABUNDEOS DE UN BOLINGA. CAPITULO DUODECIMO. FUNDIDO.



fundición



Lo que más me cuesta es fundir la primera frase. Después la avalancha se desencadena desangrándose y se contiene en el preciso momento. Escribir cuatro líneas no me cuesta nada si tengo el dispositivo de salida activado. La jodida primera palabra de la primera frase explotando que no llega es lo que me revienta. En tanto, se me amontonan incomprensibles expresiones incogruentes y destellos de recuerdos y alhelíes de musarañas indefinidas retrocediendo entre los pliegues de los sesos. Mas si no encuentro la voz precisa que impulsa el teclado, la primera línea, el esfuerzo es vano, desaparezco en treguas. Y no me conformo con cualquier cosa. No puedo hacer trampas en el hilo de Ariadna hasta que Diana lanza la oportunísima flecha. Después discurre todo como si nada. Se hilvanan los enredos en la madeja y aunque lance incoherencias contra las letras he de escribir de corrido mientras mis dedos me dictan los subterfugios y mis ojos deletrean incrédulos lo que estoy leyendo.




Amén.

Lo peor es cuando da el salto la liebre conduciendo.

Jerez del weno.

(….. y aún tengo que buscar la imagen, la canción, el video, el link perfecto, eso algunas veces si que me demora el tiempo, pues ensimismadamente desvariando me pierdo…. Me voy, vengo, regreso y luego vuelvo)

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