viernes, 16 de noviembre de 2007

VAGABUNDEOS DE UN BOLINGA. CAPITULO CUARTO. MURCIELAGOS E INSECTOS

Pulsa: http://noticiarioglobal.blogspot.com/
Y esta noche un murciélago me invadió el aposento. Lleno ya estaba el cubil de moscas mosquitos y otros volátiles seres de la noche… mariposas, mandrágoras, amapolas de queso, lunas de cobre y ángeles desprendiéndose del universo de líneas que engullo mientras me relamo con wiski de primera. Esta semana hay festejos. Bien merecido homenaje.

(Entre paréntesis, le pido al cielo que me quite este tic de la escritura. Pero el cielo aún no me ha respondido).

Y sigo con paráfrasis que no sé que significa/n y con palabras absurdas que abanican romboedros asimétricos y deformadas curvas que se vislumbran inflexibles rectas en espirales.

En éstas el murciélago se cuela por la ventana. La ventanilla quise decir. Que es mi ventana sin rejas ni direcciones en este universo, perdido paralelo.

(Que la soledad sea conmigo por siempre, que no desee hombres ni mujeres, ni que me encuentren - como una oración que vibra recito).

Y suelto el libro en principio sobresaltado. El bichillo abrumado aletea zigzagueante. Ensimismado yo ahora lo contemplo.

Temo hacerle daño si le atrapo con las manos de garras acostumbradas al vidrio. Temo descoyuntarle el ala romperle el alma. Acaso temo cometer un sacrilegio. Acaso temo el dolor de liberarle. Me temo. Tal vez quiero cometer un asesinato. Espachurrarlo, retorcerlo. Acaso pretendo quemar la furia de mis ojos rojos contra los suyos. Acaso desterrar el ángel de la metáfora. Matar el metalenguaje… (¿qué cojones es eso?) Acaso apurar la botella hasta el fondo. Introducir al bicho en el fondo. Taponar la boca de la botella con corcho. Descorcharle la vida desconchándosela de cuajo….. Qué cosas digo.

Repiqueteo palabras que no comprendo. Frases que no son más que deleznables vaticinios contra corriente. Y el temblor del murciélago en mi mano me recuerda a mi mismo.

Entonces le acaricio como a un cachorro y deposito mi beso de alcohol enfermo en sus mejillas. Le acompaño a la salida y se pierde entre el susurro de los matorrales que ha pisado el ángel.

Cierro la ventana. La ventanilla.

Vuelvo a lo mío y ensayo estilos en mi cuaderno de notas.