martes, 18 de diciembre de 2007

VAGABUNDEOS DE UN BOLINGA. CAPÍTULO QUINTO. EL AGUACERO



Pulsa:http://www.ojodigital.net/showphoto.php/photo/4994/ppuser/63
Soy de roca como la nocturnidad punzante y decembrina que hiela por doquier. No soy invencible pero me cansé de la lucha demasiado tarde. Mil muertes me sonríen, mil muertes me hieren en lo absurdo de la batalla.

Quisiera poder recobrar el pulso, los días puros, aquellos sentimientos inocentes, la simplicidad exacta de la magia que ya pasó. Pero es el sabor salado de las más recientes lágrimas el que me ha arrugado irreversiblemente la frente, el entrecejo. Es mi rostro un extraño de piel decaída y mate que escondo en el fondo del disco duro para no reconocerme en el anciano que seré (o no) cualquiera de estos días.

Las montañas de aristas escondiendo sus contornos en la niebla que anochece me revuelven con dulzura el intestino de cuasi regocijo.

Hablar, lo que se dice hablar, hace mucho ya que no hablo con nadie.

Y ahora, de repente, se cierne un aguacero.

Hoy, vino en tetrabrik y perritos calientes fríos, como el invierno que viene.

Muy buenas noches, me deseo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Supongo que no querrás un consejo pero no bebas tanto, la bebida no te va a llevar a ningún sitio. Buenas noches.

Anónimo dijo...

El vino de tetrabrik es xungo ke te kagas